Columna publicada en La Tercera el 30 de diciembre de 2012. Ver publicación original.
Codelco ha perdido competitividad. En 2012 estará en el tercer cuartil mundial de costos, habiendo estado durante muchos años en el primero. Eso lo sienten todos los chilenos, debido a sus menores aportes al Estado.
Las condiciones de calidad excepcional de los yacimientos de Codelco en sus inicios ya no existen en la misma medida, y por ello es preciso que la firma compita en todos los terrenos con otras mineras globales.
La pregunta entonces es si podrá recuperarse en el futuro. De cumplirse la visión de la empresa, expresada en los compromisos de los proyectos de inversión, está claro que sí.
En primer término, aumentando considerablemente la producción, como asimismo realizar inversiones conducentes a una renovación tecnológica completa, que repare la subinversión histórica, cambiando los procesos que no están al día y reduciendo los costos. También es necesaria la reinversión por parte del dueño de aquí al 2020, cuestión que parecería zanjada en el escenario de alto precio del cobre, pero no si éste baja.
Se requieren también costos laborales de mercado para toda la empresa a partir de fines de esta década, lo que demandará un viraje de las políticas sindicales hacia remuneraciones sustentables en el tiempo y condiciones de alta productividad. Por último, es indispensable la reducción de los costos de energía, inaceptablemente altos en la actualidad, y que las nuevas tecnologías que se instalarán funcionen bien y a tiempo.
El bono aprobado por los sindicatos de trabajadores de Chuquicamata hace unas semanas consistió en que cada uno de los 5.600 trabajadores recibió $ 16,8 millones por una sola vez, hasta la nueva negociación colectiva en 2016. Esto fue equivalente a un bono anual igual a la cuarta parte de este valor.
El gran logro de esta negociación anticipada es haber conseguido aprobar el retiro voluntario de 2.150 trabajadores entre 2013 y 2016, y la contratación de nuevos trabajadores en el futuro con remuneraciones de mercado, preparando el terreno para la mina subterránea. El retiro de trabajadores desde 2013 permite un ahorro que compensaría el costo del bono. Se negoció aquí lo más preciado por los trabajadores, su estabilidad laboral, por lo que una huelga podría haber tenido consecuencias imprevisibles.
¿Podría interpretarse esta negociación como un cambio de las políticas sindicales hacia empleos sustentables, contrario a lo que percibió la opinión pública sobre un bono millonario fuera de proporción? No lo sabemos aún.
La reducción de la dotación se justifica porque hay muchos más trabajadores de lo requerido, especialmente a partir de 2012, en que la mina comenzó a reducir su producción progresivamente hasta llegar a cero, poco después que parta la mina subterránea.
Sin embargo, aún hay mucho por avanzar, considerando que el costo laboral de Chuquicamata es un 37% mayor que la gran minería chilena. Y otras divisiones también tienen costos laborales elevados.
El retorno de Codelco a la liga más competitiva del mundo al final de esta década exige un alineamiento completo del dueño, de su directorio y presidencia ejecutiva, de sus profesionales, trabajadores y contratistas, y de las dirigencias sindicales, con las promesas de sus proyectos de inversión.
Codelco ha perdido competitividad. En 2012 estará en el tercer cuartil mundial de costos, habiendo estado durante muchos años en el primero. Eso lo sienten todos los chilenos, debido a sus menores aportes al Estado.
Las condiciones de calidad excepcional de los yacimientos de Codelco en sus inicios ya no existen en la misma medida, y por ello es preciso que la firma compita en todos los terrenos con otras mineras globales.
La pregunta entonces es si podrá recuperarse en el futuro. De cumplirse la visión de la empresa, expresada en los compromisos de los proyectos de inversión, está claro que sí.
En primer término, aumentando considerablemente la producción, como asimismo realizar inversiones conducentes a una renovación tecnológica completa, que repare la subinversión histórica, cambiando los procesos que no están al día y reduciendo los costos. También es necesaria la reinversión por parte del dueño de aquí al 2020, cuestión que parecería zanjada en el escenario de alto precio del cobre, pero no si éste baja.
Se requieren también costos laborales de mercado para toda la empresa a partir de fines de esta década, lo que demandará un viraje de las políticas sindicales hacia remuneraciones sustentables en el tiempo y condiciones de alta productividad. Por último, es indispensable la reducción de los costos de energía, inaceptablemente altos en la actualidad, y que las nuevas tecnologías que se instalarán funcionen bien y a tiempo.
El bono aprobado por los sindicatos de trabajadores de Chuquicamata hace unas semanas consistió en que cada uno de los 5.600 trabajadores recibió $ 16,8 millones por una sola vez, hasta la nueva negociación colectiva en 2016. Esto fue equivalente a un bono anual igual a la cuarta parte de este valor.
El gran logro de esta negociación anticipada es haber conseguido aprobar el retiro voluntario de 2.150 trabajadores entre 2013 y 2016, y la contratación de nuevos trabajadores en el futuro con remuneraciones de mercado, preparando el terreno para la mina subterránea. El retiro de trabajadores desde 2013 permite un ahorro que compensaría el costo del bono. Se negoció aquí lo más preciado por los trabajadores, su estabilidad laboral, por lo que una huelga podría haber tenido consecuencias imprevisibles.
¿Podría interpretarse esta negociación como un cambio de las políticas sindicales hacia empleos sustentables, contrario a lo que percibió la opinión pública sobre un bono millonario fuera de proporción? No lo sabemos aún.
La reducción de la dotación se justifica porque hay muchos más trabajadores de lo requerido, especialmente a partir de 2012, en que la mina comenzó a reducir su producción progresivamente hasta llegar a cero, poco después que parta la mina subterránea.
Sin embargo, aún hay mucho por avanzar, considerando que el costo laboral de Chuquicamata es un 37% mayor que la gran minería chilena. Y otras divisiones también tienen costos laborales elevados.
El retorno de Codelco a la liga más competitiva del mundo al final de esta década exige un alineamiento completo del dueño, de su directorio y presidencia ejecutiva, de sus profesionales, trabajadores y contratistas, y de las dirigencias sindicales, con las promesas de sus proyectos de inversión.