Recientemente Codelco anunció que invertiría más de cinco mil millones de dólares el 2013 (más de la mitad de la inversión minera total), y un 20% más que el 2012. La señal que ha dado Codelco al mercado nacional e internacional es muy positiva en un momento en que las inversiones mineras se han ralentizado en forma muy considerable. Varias de las mayores compañías mineras del mundo han sentido la crisis global y por diversos motivos han paralizado, suspendido, o aminorado el ritmo de sus inversiones desde 2012. Ello, en definitiva, porque la rentabilidad no da, ya sea porque el endeudamiento y los costos son demasiado altos o porque el precio del cobre y otros metales no es suficientemente atractivo.
A mediados del año pasado se había estimado que las inversiones mineras en Chile alcanzarían 15 mil millones de dólares el 2013, pero la realidad es que no llegarán a dos tercios de esto. A pesar que ello es aún una suma altísima, ya ha tenido consecuencias.
Los equipos y suministros de las inversiones mineras, que representan algo más de un tercio del total; han bajado levemente de precio, pero más importante, se ha reducido el tiempo de espera para su despacho. La ingeniería, y administración de los proyectos, que es un quinto del total de las inversiones, ha comenzado a reducir el personal y ha bajado su precio hasta un 25%.
Pero lo que no cede son los costos de construcción, que representan poco menos de la mitad de las inversiones. Esto último indica que, a pesar de la paralización de varios grandes proyectos de energía y de minería, la construcción de viviendas y de infraestructura sigue adelante con fuerza.
Preocupa, sin embargo, lo ocurrido en Minera Escondida hace unos días con desmanes inaceptables de contratistas de construcción. Es que el reclutamiento de una fracción de dichos contratistas se hizo prácticamente en la calle y el entrenamiento para las labores que debían realizar fue mínimo. A esta fracción se le ha denominado en diversos medios “Wachiturros”, jóvenes rebeldes con ropa de marca, con bajo nivel de educación y con vulnerabilidad al consumo de droga. Esta última explicaría la destrucción de un campamento de contratistas de construcción ocurrida en el proyecto Caserones hace algunos meses, tal vez por la privación de droga de hasta 10 días que es la duración de la estadía. Por ello, tampoco llama la atención la baja productividad de la construcción en varias faenas mineras, la que escasamente supera el 50%.
De acuerdo con la ley de subcontratación, la responsabilidad para el entrenamiento, capacitación y manejo de la fuerza laboral de contratistas deben hacerlo las mismas empresas contratistas. Pero ello no ocurre en muchos casos, situación que han aprendido a la fuerza las empresas mineras chilenas, incluida Codelco. Se necesita tiempo y esfuerzo para formar nuevos “viejos”.
Nunca antes una empresa chilena había invertido tanto en un año como Codelco este 2013. Por ello la empresa tiene el enorme desafío no sólo de utilizar todo su presupuesto, sino que de hacerlo bien, eficazmente y teniendo las mismas exigencias de rentabilidad, ambientales y sociales que el resto de las empresas mineras.